– ¿Algún día podremos coger un vuelo sin levantarnos a estas horas? Son las 4 de la mañana…
– Venga, ¡arriba! que nos espera un destino increíble.
Después de varios meses de organización y de ilusión, sonó el despertador que daba el pistoletazo de salida a una nueva aventura. Estábamos a punto de conocer en profundidad la civilización griega y no podíamos tener más ganas. Dentro de unas horas por fin iba a tener ante mí uno de los lugares que más ansiaba: el Teatro de Epidauro. ¡No puedo esperar más! ¡Empecemos!
A las 07:15 hrs de la mañana despegamos y cuatro horas más tarde llegamos a la capital griega. Fuimos directos al mostrador de la compañía a recoger el coche de alquiler, nuestro compañero fiel durante los próximos días de RUTA EN COCHE POR GRECIA. Después de rellenar todo el papeleo y de comentar con el encargado qué pasaría si no devolvíamos el coche (I’ll find you and I’ll kill you, ¡ojito!), ya teníamos las llaves de nuestro Fiat Panda. Un par de vueltas al aparcamiento para hacernos con el control y ¡en marcha!
Una distancia de 170 Km nos separaba de nuestra primera parada: el santuario de Asclepio y el teatro de Epidauro. La conducción no se nos estaba dando del todo mal e íbamos bien de tiempo. Es por eso que, al ver que estábamos bordeando la costa y con el calor que hacía, no dudamos en parar en una playa desconocida en la ciudad de Epidauro.
¡No podíamos empezar mejor! Una playa pequeñita, tranquila y con unas sombrillas de paja que estaban gritando nuestro nombre. Sacamos el bañador de la maleta y en un abrir y cerrar de ojos estábamos sentados en la arena comiéndonos el bocadillo que llevábamos desde Barcelona. Varios chapuzones y dos refrescos después, volvimos a subir al coche listos para continuar.
Teatro de Epidauro
El conjunto arqueológico de Asclepio o Epidauro es uno de los más relevantes de la Antigua Grecia. El santuario dedicado al dios de la medicina convirtió a la ciudad en un lugar de peregrinación para los enfermos. La entrada cuesta 12€ por persona y el elemento estrella de este santuario es el Teatro de Epidauro, posiblemente el teatro mejor conservado de la civilización griega.
En la actualidad se siguen haciendo representaciones en el teatro de Epidauro que congregan a casi 14.000 personas. Nosotros tuvimos la oportunidad de escuchar la actuación de una espontánea que nos dejó a los pocos visitantes que estábamos allí con la boca abierta. No se nos ocurre mejor forma de culminar nuestra visita a esta obra a la que tenía tantas ganas desde que la estudié en el cole en Historia del Arte.
La visita al conjunto arqueológico de Epidauro se completa con un yacimiento al aire libre con restos de varios templos, los cimientos de edificios que servían de hospedaje para los enfermos que visitaban el santuario, un estadio (también de los mejores conservados de Grecia) y un museo que recoge piezas de las excavaciones.
Nauplia
Para pasar nuestra primera noche escogimos la ciudad de Nauplia o Nafplio, una pequeña localidad costera a poco más de 30 Km de Epidauro. Esta ciudad fue la primera capital de Grecia entre 1829 y 1834, al comienzo de la independencia de los griegos respecto de los turcos. En la actualidad es perfecta para callejear unas horas por su casco histórico y disfrutar del paseo marítimo.
Nos alojamos en el Kapodistrias Hotel con desayuno. Llevamos todos los alojamientos reservados desde casa, así vamos a tiro hecho y no perdemos tiempo buscando. Después de dejar las maletas en la habitación, fuimos a disfrutar de la puesta de sol y buscar dónde cenar en Nauplia.
¿Dónde comer en Nauplia? Llevábamos varios restaurantes buscados desde casa y nos decantamos por cenar en la terraza del Aiolos Tavern. Por la ciudad se te presentan diferentes tabernas pero diríamos que escogimos la mejor opción (la cola que se formó poco después lo corrobora). Comida tradicional casera, raciones abundantes y buen precio. Además, nos sirvieron unos aperitivos y el postre por cuenta de la casa. ¿Qué más se puede pedir?
Después de nuestra primera comida tradicional en Grecia, dimos un último paseo y nos retiramos a dormir. El día había sido largo y Nauplia se nos presentó como una bonita sorpresa en nuestro primer día de nuestra ruta por el Peloponeso.
»» ¿Qué nos depararía el segundo día? ««
¡Buen viaje!
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