– ¡Me ha encantado Sant Miquel del Fai!
-¿Por qué no hemos ido antes?
-¡Ha sido genial la visita!
-Estabas muy graciosa con el casco puesto y tratando de bajar de culo la roca…
-¡Pues anda que tú! Que se te movía a cada rato…
Amanece un sábado soleado en Barcelona. Falta poco para la primavera y nos sobran ganas por empezar a hacer rutas de montaña para ver cómo empieza a florecer. Nos habían hablado de Sant Miquel del Fai y pensamos: ¿por qué no? ¡Hoy es el día!
¿Cómo llegar al Monasterio de Sant Miquel del Fai?
El espacio natural de Sant Miquel del Fai está a 50 km de la ciudad condal, por lo que es una opción perfecta para hacer una excursión cerca de Barcelona. Para llegar, cogemos la carretera C-59 hasta el pueblo de ‘Sant Feliu de Codines‘. Desde allí, seguimos las indicaciones que llevan hasta el Monasterio de Sant Miquel del Fai.
Los últimos kilómetros de carretera son divertidos (#Ironía Modo On), con curvas cerradas y giros que pueden hacer estragos en los estómagos de algunos. ¡Pero que no cunda el pánico! No dura mucho y aseguramos que merece la pena.
Un poco de historia
El monasterio de Sant Miquel del Fai es una de las construcciones más representativas y mejor conservadas del gótico catalán. Fue fundado alrededor del año 997 por el conde Gombau de Besora y estuvo habitado por una comunidad de monjes benedictinos hasta el año 1567. Después fue regentado por sacerdotes seculares.
Pero la historia del entorno se remonta al neolítico. Se han encontrado muchos indicios de pequeños poblados íberos que habitaron esa zona.
¿Qué ver en Sant Miquel del Fai?
Después de esa serpenteante carretera que hemos mencionado antes, llegamos al parking gratuito para comenzar nuestra visita. Nos encontramos en el espectacular Valle del río Tenes y ya podemos prever que las vistas nos van a dejar boquiabiertos.
Cruzamos el puente de estilo románico que nos daba acceso al recinto y compramos nuestra entrada de 8€ por persona. La entrada a Sant Miquel del Fai incluye la opción de una visita guiada y nosotros no dudamos en hacerla. Ya que hemos pagado, ¡aprovechamos!
Cultura e historia
La visita comienza en la Plaza de la Abadía, un lugar ladeado por una majestuosa roca en cuya base se crea un pequeño lago. El agua proviene del deshielo en épocas primaverales y de la lluvia filtrada paulatinamente por las rocas. Esta plaza está custodiada por una de las joyas del recinto, la Casa del Priorato, un edificio que representa el claro ejemplo del estilo arquitectónico del gótico catalán. Era aquí donde se alojaban los monjes en la época de mayor esplendor del monasterio.
Llegamos después a la Iglesia de Sant Miquel, una capilla muy acogedora que data del siglo X. En el interior, el guía os irá explicando toda la historia relativa a este templo (no os vamos a aburrir y dejaremos que sea él quién os lo explique con todo lujo de detalles y anécdotas). Tan sólo diremos que es la única iglesia románica construida bajo una balma. La propia roca hace de techo de la iglesia, lo que la hace muy hermosa y cuanto menos curiosa.
Seguimos el recorrido y llegamos a otra plaza donde encontramos la Sala del Audiovisual. Una buena oportunidad para sentarse a descansar mientras disfrutamos de toda la historia y las leyendas de Sant Miquel del Fai. Justo al lado se encuentra el Museo, que guarda fósiles de la era neolítica y algunos capiteles antiguos de la iglesia.
Espacio natural
A partir de aquí empieza la parte de contacto con la naturaleza. Por el camino nos iremos encontrando con acumulaciones de travertino, roca sedimentaria formada por depósitos de carbonato cálcico.
Encontraremos un camino de escaleras que bajan por la montaña. Si lo seguimos llegamos a la Cueva de Sant Miquel. ¡Qué sorpresa! ¡No teníamos ni idea de que nos encontraríamos con cuevas! Esta cueva, descubierta en 1836, está repleta de estalactitas y estalagmitas que se han ido formando por el agua que cae constantemente por las paredes de roca. Con una luz tenue que invita a estar en silencio, también encontramos pequeños lagos.
Volvemos a subir las escaleras que hemos descendido hace unos minutos y llegamos a la Plaza del Reposo. Después de saludar al escritor Josep Pla (¡metafóricamente hablando! es solo una estatua del escritor, que se inspiró en ese lugar para algunas de sus narraciones), llegamos al Lago de las Monjas. Se trata de un pequeño lago que ha quedado oculto bajo la roca que esconde una leyenda (¡bien! nos encantan las leyendas!).
Seguimos el camino y llegamos a la parte más bonita de todo el recorrido. Un camino por el interior de la montaña nos lleva por detrás del espectacular Salto de Agua del Río Tenes. Para nosotros, esta cascada es la imagen más emblemática de la visita por el Espacio natural de Sant Miquel del Fai.
Después de disfrutar de estas vistas, seguimos el camino dejando a un lado la zona de picnic. Aquí termina la visita guiada, el resto se hace pos cuenta propia. Pasamos la Ermita de Sant Martí, a la que entramos un momento para constatar su sencillez. Ha sido recientemente restaurada y se han reproducido algunas de sus pinturas románicas. Pero nuestro objetivo es llegar a la Cueva de las Tosques.
Para entrar a la Cueva de las Tosques tienes que llevar calzado apropiado (check!) y protegerte con un casco que te facilitan en la entrada. Un pequeño recorrido para adentrarnos en la formación rocosa, en su interior. Pasillos estrechos y bajitos (ahora entendemos lo de los cascos…, más de un golpe nos dimos) hacen del recorrido un paseo muy divertido y misterioso.
Ahora sí, nos dirigimos a la zona de picnic para devorar el bocadillo con preciosas vistas al valle. Hay mesitas para que uno pueda sentarse tranquilamente a descansar y un kisko donde comprar bebidas. Además, para los más pequeños, hay una zona de columpios.
Con el estómago lleno deshacemos nuestros pasos y nos dirigimos de nuevo al coche con la sensación de haber aprovechado la mañana.
¡Que comience la aventura!
Información útil
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